martes, julio 18, 2006
El autor presenta su obra
Tiempo para que el autor (yo) presente su novela, en dos cómodas partes. Recordad que la cámara engorda. Y que si no se me entiende es por culpa del micrófono, no por mi dicción.
Y aquí la segunda parte:
Y aquí la segunda parte:
Etiquetas: Fuco Lois, presentación
lunes, julio 17, 2006
Presentación de Me llaman Fuco Lois en la Feria del Libro
Por fin, un mes y medio después del acto, subo el vídeo (los vídeos) con la presentación en sociedad de Me llaman Fuco Lois. Agradezco a mi hermano que grabara todo el acto a costa de sufrir calambres en el brazo -la próxima vez pondremos un trípode- y a Elena que digitalizara y cortara el vídeo para que pudiera verse vía Youtube.
En este primer fragmento, Melquiades Prieto, editor de EDAF y miembro del jurado del Premio de Narrativa de la Fundación Complutense, da inicio al acto:
El siguiente en intervenir es Andrés Sorel, presidente del jurado:
Y justo antes de que hable yo, Antonio Gómez Rufo, miembro del jurado:
En este primer fragmento, Melquiades Prieto, editor de EDAF y miembro del jurado del Premio de Narrativa de la Fundación Complutense, da inicio al acto:
El siguiente en intervenir es Andrés Sorel, presidente del jurado:
Y justo antes de que hable yo, Antonio Gómez Rufo, miembro del jurado:
Etiquetas: Fuco Lois, presentación
miércoles, julio 12, 2006
Reseña de Me llaman Fuco Lois en Anuncios
He aquí la reseña de Me llaman Fuco Lois en la revista Anuncios:
José Antonio Palomares, creativo publicitario -en empresas como TBWA y Remo, entre otras-, había escrito ya varias novelas cortas cuando consiguió el Premio Joven 2005 de Narrativa de la Fundación General Complutense de Madrid. Como muchos otros profesionales de la creación, la inclinación literaria que en muchos casos ha animado vocaciones publicitarias tomó definitivamente carta de naturaleza y dio vida a Fuco Lois, en el que parece un primer paso verdaderamente significativo en la futura carrera literaria de Palomares. Andrés Sorel, Luis Mateo Díez, Antonio gómez Rufo, José María Merino, Rosa Regàs, Almudena Grandes y Melquíades Prieto, que integraban el jurado del premio, decidieron que este thriller, "un burlón ajuste de cuentas con el género", merecía alzarse con el galardón.
Fuco Lois es un hombre que irrumpe en la vida de la protagonista, Miranda, dispuesto a redirigir su vida desde su tranquila rutina hacia una aventura que ella en ningún momento ha buscado. Palomares ha hecho un ejercicio de empatía hacia el género femenino poniendo en manos de la protagonista, en primera persona, la narración que, por otro lado, tiene una relación dual con muchas de las referencias que se hacen presentes en la novela: cultiva y al mismo tiempo ironiza diálogos propios de la novela negra y la comedia clásica hollywoodiense y fabrica una complicada trama con inesperado final, que da vueltas a las trampas y convenciones de los best sellers más famosos de las últimas décadas.
José Antonio Palomares, creativo publicitario -en empresas como TBWA y Remo, entre otras-, había escrito ya varias novelas cortas cuando consiguió el Premio Joven 2005 de Narrativa de la Fundación General Complutense de Madrid. Como muchos otros profesionales de la creación, la inclinación literaria que en muchos casos ha animado vocaciones publicitarias tomó definitivamente carta de naturaleza y dio vida a Fuco Lois, en el que parece un primer paso verdaderamente significativo en la futura carrera literaria de Palomares. Andrés Sorel, Luis Mateo Díez, Antonio gómez Rufo, José María Merino, Rosa Regàs, Almudena Grandes y Melquíades Prieto, que integraban el jurado del premio, decidieron que este thriller, "un burlón ajuste de cuentas con el género", merecía alzarse con el galardón.
Fuco Lois es un hombre que irrumpe en la vida de la protagonista, Miranda, dispuesto a redirigir su vida desde su tranquila rutina hacia una aventura que ella en ningún momento ha buscado. Palomares ha hecho un ejercicio de empatía hacia el género femenino poniendo en manos de la protagonista, en primera persona, la narración que, por otro lado, tiene una relación dual con muchas de las referencias que se hacen presentes en la novela: cultiva y al mismo tiempo ironiza diálogos propios de la novela negra y la comedia clásica hollywoodiense y fabrica una complicada trama con inesperado final, que da vueltas a las trampas y convenciones de los best sellers más famosos de las últimas décadas.
Etiquetas: Fuco Lois, premio, reseña
miércoles, julio 05, 2006
Reseña de Me llaman Fuco Lois en ABCD
Reseña de Me llaman Fuco Lois aparecida en el suplemento cultural de ABC el 1 de julio de 2006. El enlace original, aquí (no, ya no está disponible).
Parodia del ganador
Por Juan Ángel Juristo.
Se veía venir. A la intensa saturación de un modo de gesticular con ciertos elementos literarios le sucede luego la parodia del mismo, que a veces no es más que el adelanto de un certificado de defunción. Y si el ejemplo del Quijote viene que ni al pelo, tampoco hace falta remontarse tan lejos: basta ver en las transformaciones ocultas que ha sufrido el folletín o el libelo y el pasquín para entender de lo que se trata aquí. Esta novela de José Antonio Palomares, por ejemplo, se presenta como la consecuencia paroxística del best seller y, sobre todo, del thriller, que ha causado más estragos que beneficios en los jóvenes autores españoles que no conciben una trama realista sin pasar por el género. Esto tiene sus razones, entre ellas que quizá sea éste el único que quede donde el placer de narrar y de denunciar se den la mano.
Pero esta novela que tenemos aquí no va de esto y, sin embargo, abarca todas esas cuestiones. Se trata, sobre todo, de una enorme y bella farsa sobre este tipo de literatura, con especial delectación e incidencia en autores norteamericanos a lo Ken Follett, uno de los ejemplos perfectos de lo que se entiende por autor de éxito en nuestros días, donde no faltan, además, aproximaciones a otros modos de concebir el mal, o el atractivo fatal, o el destino inexorable, como el antiguo anillo, proclive a extrañas y peligrosas fascinaciones. La trama es compleja en apariencia, como corresponde al género, los diálogos son rápidos, el estilo es eficaz, con especial tendencia a que nada sobre, ni falte, en la resolución de la historia, y con todo, uno goza justo de la falta de mirada inocente del autor. Y no porque los demás la tengan, sino que Palomares es aquí el único que transmite esa falta de inocencia al lector. El resultado es un libro de una lectura gozosa, no hay que fijarse más que en los títulos de los capítulos, donde se cumple una ley inexorable: aquello de lo que hablas con conciencia plena no te será devuelto en fortuna. De ahí que este libro que refleja con soltura los entresijos literarios de un género de masas tenga una acogida de lectores atentos.
Por Juan Ángel Juristo.
Se veía venir. A la intensa saturación de un modo de gesticular con ciertos elementos literarios le sucede luego la parodia del mismo, que a veces no es más que el adelanto de un certificado de defunción. Y si el ejemplo del Quijote viene que ni al pelo, tampoco hace falta remontarse tan lejos: basta ver en las transformaciones ocultas que ha sufrido el folletín o el libelo y el pasquín para entender de lo que se trata aquí. Esta novela de José Antonio Palomares, por ejemplo, se presenta como la consecuencia paroxística del best seller y, sobre todo, del thriller, que ha causado más estragos que beneficios en los jóvenes autores españoles que no conciben una trama realista sin pasar por el género. Esto tiene sus razones, entre ellas que quizá sea éste el único que quede donde el placer de narrar y de denunciar se den la mano.
Pero esta novela que tenemos aquí no va de esto y, sin embargo, abarca todas esas cuestiones. Se trata, sobre todo, de una enorme y bella farsa sobre este tipo de literatura, con especial delectación e incidencia en autores norteamericanos a lo Ken Follett, uno de los ejemplos perfectos de lo que se entiende por autor de éxito en nuestros días, donde no faltan, además, aproximaciones a otros modos de concebir el mal, o el atractivo fatal, o el destino inexorable, como el antiguo anillo, proclive a extrañas y peligrosas fascinaciones. La trama es compleja en apariencia, como corresponde al género, los diálogos son rápidos, el estilo es eficaz, con especial tendencia a que nada sobre, ni falte, en la resolución de la historia, y con todo, uno goza justo de la falta de mirada inocente del autor. Y no porque los demás la tengan, sino que Palomares es aquí el único que transmite esa falta de inocencia al lector. El resultado es un libro de una lectura gozosa, no hay que fijarse más que en los títulos de los capítulos, donde se cumple una ley inexorable: aquello de lo que hablas con conciencia plena no te será devuelto en fortuna. De ahí que este libro que refleja con soltura los entresijos literarios de un género de masas tenga una acogida de lectores atentos.
Etiquetas: Fuco Lois, premio, reseña